Caleta Olivia: Odontólogos declararon a su profesión “en terapia intensiva”

El no reconocimiento por parte de obras sociales y prepagas de los valores “éticos” que facturan los odontólogos, a lo que se suma el hecho que tampoco se les reconocen gastos en equipamiento de bioseguridad por el protocolo preventivo al COVID 19, hace que en Santa Cruz esta profesión haya ingresado en una etapa de “terapia intensiva”.

Lo dijo la dra. Noelia Paulón, presidente del Círculo de Odontólogos de la Zona Norte que junto a otro grupo de colegas protagonizó en las primeras horas de esta tarde una caravana automovilística de protesta por la zona céntrica de Caleta Olivia.

La misma finalizó en la plazoleta del Gorosito donde todos descendieron para mostrar pancartas para completar la viralización de sus reclamos que también se replicaron en Río Gallegos.

En declaraciones a medios periodísticos, Paulón manifestó que la problemática que afronta este sector de profesionales del ámbito privado se extiende por todo el país, precisando que los insumos que utilizan están cotizados a valor dólar y el curso de los últimos meses se incrementaron en un 300 % pero las obras sociales y las prepagas no lo quieren reconocer.

Esto altera de sobremanera la atención del grueso de los pacientes que corresponden a ese ámbito y son pocos los particulares que pueden pagar las prácticas odontológicas.

Para colmo, ahora se sumó otra situación crítica por la pandemia del coronavirus y el protocolo de prevención que se exige en esta profesión les obliga a adquirir costosos elementos descartables cuyo costo tampoco es reconocido por las obras sociales y las prepagas.

A modo de ejemplo citó que en febrero de este mismo año una caja de guantes de látex valía 300 pesos y actualmente trepó a los 800 pesos, a lo que hay que sumar productos desinfectantes que se utilizan de sobremanera.

Además, luego de atenderse a cada paciente se tarda más de media hora en desinfectar un consultorio, lo que hace que en una jornada de trabajo actualmente no se pueda recibir a más de cinco personas.

Fuente: El Patagónico (Comodoro Rivadavia)